Los primeros tipos de hilos no tenían muy buena reputación y rara vez se usaban. Estos hilos no eran muy efectivos, lo que significa que los cirujanos a menudo tenían que usar una gran cantidad de hilos para lograr el resultado deseado. Además, generalmente eran no reabsorbibles para que los resultados fueran más duraderos. Esto podría conducir a la intolerancia, que a veces hacía que los hilos fueran visibles o palpables.
Hoy, las nuevas tecnologías nos permiten implantar hilos completamente reabsorbibles, lo que otorga un nivel vital de seguridad a la práctica. El material utilizado es el mismo que para las suturas quirúrgicas que se han utilizado durante varias décadas. Están hechos de ácido poliláctico, que es biocompatible y bioabsorbible. Esta retrospectiva significa que podemos tener total confianza en cómo evolucionarán los hilos que hemos colocado.